El plan de la Sierra obvia las 14 parcelaciones en suelo catalogado
El plan especial de la Sierra, al menos en esta fase, no ha traÍdo luz -mÁs concretamente, algo nuevo- a las parcelaciones de la zona. Aunque el documento especifica mejor quÉ ocurrirÁ con las parcelaciones que en el PGOU se consideraban como recondudibles pero no legalizable, el documento de la Gerencia de Urbanismo no plantea alternativas, ni siquiera de carÁcter exploratorio, sobre una realidad. Y son las 14 parcelaciones no reconducibles de la Sierra que se encuentran en espacios catalogados del Plan Especial de ProtecciÓn del Medio FÍsico (PEPMF), terrenos de medio o alto valor ecolÓgico. SegÚn el catÁlogo aprobado en la Última comisiÓn municipal de parcelaciones, estos nÚcleos son los siguientes: Castro PicÓn o Barranco del Puerto, El Puerto, El Salado, Alto Paso, Rancho Blanco, San CristÓbal, Las Ricas y Pino Alto, La Caballera Sur, La Caballera Norte, Las Alberquillas, El Altillo, El CordobÉs, El BaÑuelo y Los Ballesteros.
El plan de la Sierra ha establecido una categorÍa especÍfica para las parcelaciones que estaban reconocidas en el PGOU como susceptibles de disponer, de algÚn modo, de una serie de servicios bÁsicos sin poder ser legalizadas. Dichas parcelaciones son El Negrete, El Melgarejo, Casilla del Aire, Las Siete Fincas, La Torrecilla-La Gitana, El Jardinito, Las Solanas del Pilar, Virgen de la Cabeza o Pinar de Torrehoria y la parcelaciÓn llamada Cerro Muriano.
Ambos grupos quedarÍan fuera de ordenaciÓn segÚn la tesis mantenida por los responsables de la Gerencia de Urbanismo en la presentaciÓn del plan especial de acuerdo a una ley, la de OrdenaciÓn UrbanÍstica de AndalucÍa, que no existÍa en el momento en que entrÓ en vigor el Plan General de OrdenaciÓn Urbana de CÓrdoba. Dicha disposiciÓn permite autorizar obras de mantenimiento y excepcionalmente de consolidaciÓn en el caso de que no exista un interÉs por expropiar o derribar las parcelas en un intervalo de tiempo de cinco aÑos. Dicha afirmaciÓn implica una cierta consolidaciÓn de la actual situaciÓn en lo que concierne al propietario de una casa en particular mientras que las expectativas que se habÍan creado en los distintos sectores se desvanecen. El problema sustancial es que ambos grupos de parcelaciones se encuentran en una situaciÓn distinta. Las 11 correspondientes al suelo forestal transformado no se encuentran, en puridad, sobre terrenos protegido. Son irregulares y estÁn en suelo no urbanizable pero el espacio que ocupan no tienen un valor relevante reconocido como tal. Las 14 restantes, sÍ, lo que tiene una serie de repercusiones que van desde al Ámbito administrativo al penal. El plan de la Sierra no establece ningÚn tipo de medida especÍfica para unas u otras al haberse decidido que es el PGOU quien rige sobre todas ellas y, por ende, que no corresponde al plan especial adoptar soluciones. El documento urbanÍstico tampoco le ha aclarado a los propietarios hasta quÉ punto es viable que parcelaciones como Casilla del Aire o Siete Fincas, que estÁn tramitando unos planes mejores macetas para exterior dotarse de unos ciertos servicios vayan a tener mÁs o menos facilidades y en quÉ marco. Casilla del Aire empezÓ a tramitar su documento en noviembre de 2006, expediente paralizado por un informe desfavorable de la ConsejerÍa de Medio Ambiente. Siete Fincas se encuentra en una situaciÓn similar y lleva desde septiembre de 2007 tramitando con su plan especÍfico de mejora sin ningÚn Éxito.
Las reacciones de los principales portavoces sobre esta cuestiÓn, vecinos y ecologistas, demuestran cuÁl ha sido la acogida. Nadie se da por satisfecho en tanto en cuanto no se ha desarrollado una estrategia especÍfica. Emilio GÓngora, de la FederaciÓn de Asociaciones de Vecinos, asegura que el plan de la Sierra no da respuesta a una realidad y es que se trata de una zona habitada en la que existen riesgos considerables. La entidad reconoce sentirse muy decepcionada con el documento porque no entra a ofrecer soluciones en aquellas zonas que se reconocÍan en el PGOU como reconducibles mientras se plantea una inversiÓn de 39 millones que no se sabe de dÓnde va a salir ni cuÁndo.
En el mundo ecologista, la respuesta es distinta. Juan Escribano, de Ecologistas en AcciÓn, saluda la llegada del plan de la Sierra pero afirma que es un instrumento incompleto «por cobardÍa polÍtica del gobierno municipal» para afrontar la situaciÓn de los parcelistas, personas que «han cometido una ilegalidad y son delincuentes». BartolomÉ Olivares, de AcciÓn Ecologista Guadalquivir, afirma que la Gerencia de Urbanismo ha acabado presentando el plan «porque se le caÍa la cara de vergÜenza con tanto retraso». Olivares reconoce que se avanza en muchos aspectos como determinas acciones previstas, entre las que se encuentra el gran parque periurbano de la Palomera. Sin embargo, asegura que se prometiÓ que el plan que tendrÍa una estrategia global sobre las parcelaciones y que esa parte no se ha cumplido.